Tras un periodo de postración la Hermandad de las Aguas se reorganizó en 1891, reanudando la Estación de Penitencia al año siguiente. Poco después, en 1894, se estrenaron estos elegantes paños de bocinas.
El único motivo que figura en los mismos es una cartela rodeada de palmas y rematada con una corona real, en cuyo interior está el escudo de la Hermandad. Fueron bordados en oro y sedas en el taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda.
En la parte inferior de uno de los cuarteles del escudo se observa la heráldica de Orden Dominica, en cuyo templo de San Jacinto tuvo su sede canónica la cofradía hasta 1942.
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